¡Vaya privilegio la posibilidad de los seres humanos para comunicarnos!
Somos una especie animal con capacidad de raciocinio, desde el momento de nuestra gestación, existe un puente de comunicación entre el embrión y la madre, por ello la conexión indudable de este vínculo: El latir del corazón, el tono de la voz, incluso su olor. La comunicación ha sido desde el punto cero de la historia un instrumento de transmisión de conocimientos, tradiciones, saberes, culturas. Gracias a trazos realizados por nuestros antepasados reconocemos la creación del fuego como una actividad artesanal, los bailes como una forma de construir tradición y de escapar a la persecución que recibían las tribus por parte de quienes pretendían la colonización de los diferentes pueblos.
En otras palabras, la comunicación ha sido una inigualable herramienta para mantenernos en contacto y en la medida en la que avanza el tiempo, las posibilidades de comunicación se ven sometidas a los procesos de modernización. Por ejemplo, las comunicaciones que predominan justo ahora son las que han traído las nuevas tecnologías, que cada vez son más avasalladoras y ocasionan que la actualización de saberes de los padres sea constante y rápida, para estar a la medida de la actualidad.
El proceso de construcción de lenguaje y comunicación pese a que sea por transmisión de saberes y repetición suele ser complejo y tiene un proceso distinto en cada niño y/o niña. El momento usual para iniciar ese proceso de comunicación verbal con los otros, inicia aproximadamente al año, lo que pretende una exigencia por parte de quienes acompañan esta etapa de crecimiento ya que para que el infante logre un adecuado desarrollo se requiere una adecuada estimulación.
La misma se da desde el momento de la gestación, al hablarle al feto, cantarle, ponerle música, enunciar su nombre. Luego en el momento del nacimiento, cuando se da la bienvenida al neonato, como se suele denominar a los niños nacidos de menos de 28 días, es indispensable una adecuada presentación a su entorno familiar, porque con su llegada a casa empezará a reconocer voces que escuchaban desde el interior del vientre de mamá. Viene la lectura y la música como estimulación temprana, justo en la primera infancia es el momento adecuado para enamorar profundamente a nuestros hijos de actividades culturales, no a partir de introducirlos porque sí, sino con un sentido.
Por lo anterior, la importancia de escoger un adecuado material para dicha estimulación. En nuestra juguetería encontraran todo un cúmulo de juguetes, libros, instrumentos, para ayudar a sus hijos en esta maravillosa tarea… Es indispensable comprometerse con esta labor, no basta con poner los instrumentos para la estimulación sino con ser parte activa de este momento de desarrollo para nuestros niños y niñas.
Escrito por Geraldine Osorio, Licenciada en Educación Infantil de la Universidad Pedagógica Nacional.
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